miércoles, 16 de marzo de 2011

EL DIALOGO INTERNO


Carlos Castaneda le pregunto en una ocasión a Don Juan: Pero como paro mi dialogo interno, es decir, existe alguna técnica especial?
-Lo más difícil de entender para la mente es que los actos de brujería no siguen un procedimiento como leer un manual para manejar un automóvil, una computadora, un carro, etc.
-Pero entonces como se detiene el dialogo interno?
-muy sencillo...  intentándolo; es tan sencillo que la mente simplemente se rehúsa a hacer algo que no estimule su intelecto.

El dialogo interno es el continuo “decirnos a nosotros mismos” atreves de la razón, es decir, todo lo que nuestra mente nos dicta, nos habla y nos hace pensar todo el tiempo. El pensar de manera deliberada en materiales, personas, hechos, situaciones pasadas o futuras es una torrente de pensamientos de manera forsoza y afecta la realidad para ajustar nuestra forma de pensar, motivo por el cual siempre se estará peleando, aburrido, insatisfecho o confundido con “el mundo” pues el mundo no es más que un montón de ideas prediseñadas.

Los antiguos brujos siempre estaban en un silencio interno era una práctica que desde pequeños se llevaba a cabo, en realidad no necesitaban inclusive del dialogo oral, por eso podían experimentar otras realidades y otros mundos, tenían despiertos los sentidos y todas sus sensaciones de percepción, detener el dialogo es primordial para la brujería.

Un guerrero no necesita historia personal. Un día descubre que ya no le es necesaria, y la abandona.
Viaje a Ixtlan

¿Cómo obtenemos el dialogo interno?
El recién nacido carece de dialogo interno y por esto tiene más energía, mayor capacidad de conciencia, percepción e intuición, de esta manera los niños pueden ver otros mundos y realidades, nosotros como adultos y con un gran dialogo interno decimos que son aparentemente parte de su “imaginación”, pero es tan real como la manzana cuando la comes.

El dialogo interno viene ya en las costumbres occidentales la cual te enseña a crear día a día un dialogo y tener ideas que no son propias, un no hagas esto, quítate de ahí, has esto, eso no existe, que hiciste, con quien hablabas, , etc.es parte de esta saturación de dialogo.
Desde pequeños nos van haciendo dependientes de ideas, pensamientos y recuerdos al punto de ser un mecanismo repetitivo inconscientemente.

Nos pasamos la vida hablándonos de cómo tiene que ser porque así fue enseñado, tratando de regresar a lo que ya no volverá y tratando de vivir lo que todavía no se vive, por ejemplo: el recuerdo del ex-novio, el familiar muerto hace años, lo que te pondrás mañana en una fiesta, que comer hoy, que comprar en el súper, como ganarte a fulanito, como comprar una casa o un coche, quien pensara en ti, porque no te hablo, etc. es un sistema que ha pasado de generación tras generación  desde la conquista y cada vez mas degenerativo; además de que esto te hace gastar demasiada energía, lo cual te hace ver el mundo de “conceptos y objetos” limitando y encuadrando tus sentidos y tu percepción atrofiando tu razón de ser, tu conciencia de ser, deteniendo la infinita variedad de elecciones con las mismas una y otra vez y al final no logramos nada o al creer lograrlo no se está satisfecho con nada.

Cuando logras parar el dialogo es entonces cuando vez el mundo de otra manera, derrumba el que tenias por decreto y sale a la superficie facetas verdaderamente extraordinarias de nosotros mismos.

La historia personal debe ser renovada constantemente contando a los padres, parientes y amigos todo cuanto uno hace. Por otro lado, el guerrero que no tiene historia personal, no necesita dar explicaciones; nadie se enoja ni se desilusiona con sus actos. Y sobre todo, nadie le amarra con sus pensamientos y expectativas.
Viaje a Ixtlan

¿Cómo parar el dialogo interno?
Don Juan decía que el modo de terminar con nuestro diálogo interno es utilizar exactamente el mismo método mediante el cual nos enseñaron a hablar con nosotros mismos: fuimos enseñados compulsiva y sostenidamente, y así es como debemos detenerlo: compulsiva y sostenidamente.

Ay otras formas como el mantener la atención en un objeto sin pestañear hasta lograr dejar tu mente en blanco, dolerán un poco los ojos al principio mientras educas nuevamente tu visión para “ver” y no para solo mirar, pero se requiere de mucha practica y sobre todo iniciativa para hacerlo, otros métodos son escuchar los sonidos del mundo (prestar atención únicamente a todo sonido perceptible que suceda a tu alrededor). Otro es mirar todos los objetos que estén dentro de tu campo de visión (caminar con la visa sin fijarla en ningún lugar o punto especifico, para así poder contemplar conscientemente 180grados de visión).

Lo importante es que lo hagas si quiera por 10 segundos, de ahí comenzar a ahorrar esos silencios que al momento no será perceptible, si no hasta que tengas energía suficiente y tengas controlado el dialogo para esto lo primordial es “Recapitular”, cuando estés en este silencio tendrás contacto con el espíritu con tu yo superior o tu doble.

El silencio va ligado a lo que se conoce como “historia personal” ya que por medio de esta, llegamos a concebir  al mundo y a nosotros mismos de una manera determinada, como ya lo mencione de recién nacidos no tenemos historia personal a cómo vamos creciendo nos vamos haciendo de una, cuando somos pequeños podemos tener acceso a seres de otros mundos, a dimensiones y realidades debido a esto, cuando vamos a la escuela te enseñan la “lógica y ciencia” que termina por erradicar todo contacto de estos mundos y a enseñarnos a crear el mundo a través  de la razón, del ego y la importancia personal.

A través del diálogo interno, "nos equilibramos” [estancamos] en esta realidad, fijamos nuestro punto de encaje en una posición fija, que nos permite percibir solamente lo que nuestro ego considera "razonable y lógico", lo que es “comprobable”. Mover este punto de encaje es uno de los logros máximos del guerrero, las técnicas, la teoría, el método está a disposición de todos, pero los logros solamente llegarán para quienes lo pongan en práctica.

Para tu Dialogo Interno y escúchate verdaderamente a ti mismo…

Angélica Trujillo

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